EL confín del cielo
Sueña que tira sus ojos en lo profundo
de la ciudad venidera.
Sueña que danza en el abismo.
Sueña que desconoce tanto los días
que devoran las cosas
como los que las crean.
Sueña que se alza, que se desploma,
como la mar, que azuza los secretos,
comenzando su cielo en el confín del cielo.
Adonis in Canciones de Mihyar El de Damasco
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Cuando se hizo mayor, su padre le dijo : "Hijo mío: no todos nacemos con alas. si bien es cierto que te limitarás a caminar teniendo las alas que el buen "dios" te ha dado."
- Pero yo no se volar - contestó el hijo.
- Es verdad... - dijo el padre. Y , caminando, lo llevo hasta el borde del abismo de la montaña.
- ¿Ves, hijo?. Este es el vació. cuando quieras volar vas a venir aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y , extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?.
- aunque te caigas, no morirás. sólo te harás algunos rasguños que te harán mas fuerte para el siguiente intento - contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo a ver a sus amigos , a sus compañeros, aquellos con los que había caminado toda su vida.
Los más estrechos de mente le dijeron: "¿Estás loco?. ¿Para qué?. Tu padre está medio loco...¿Para quçé necesitas volar?.¿Por qué no te dejas de tonterías?.¿Quien necesita volar?."
Los mejores amigos le aconsejaron: "¿Y si fuera cierto?.¿No será peligroso?¿Por qué no empiezas despacio?. Prueba a tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol. Pero...¿desde la cima?.
El joven escuchó el consejo de quienes le querían. Subió a la copa de un árbol y, llenándose de coraje, saltó. Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus fuierzas pero, desgraciadamente, se precipitó a tierra.
Con un gran chinchón en la frente, se cruzó con su padre.
- ¡¡Me mentiste!. No puedo volar, lo he probado y ¡mira el golpe que me he dado!. No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
- Hijo mío - dijo el padre. Para volar, hay que crear el espacio libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como como tirarse en paracaídas: necesitas cierta altura antes de saltar.
Para volar hay que empezar asumiendo riesgos.
Si no quieres, lo mejor quizá sea resignarse y seguir caminando para siempre.
-- cuento de autor que desconozco --
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