AH! que tu te escapes!
Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
José Lezama Lima
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
José Lezama Lima
2 Comments:
A LA FRIALDAD
III
Sigo una voz, desconcierta;
si una huella, me revela
que la mansión más incierta
no es la que de noche vela.
Banal idea no recela
de la nube, la incierta,
fácil onda no se hiela
porque busque boca yerta.
Paradoja sonreída:
la pasión hecha jauría
quiere ser siempre vencida.
La serpiente es mano alzada.
Corona del desvarío,
Mano en la mano ocultada.
V
Caída la hoja miro,
ya que tu olvido decrece
la calidad del suspiro
que firme en la voz se mece.
La sombra de tu retiro
no a la noche pertenece,
si insisto y la sombra admiro
tu ausencia no viene y acrece.
La sustancia del vacío
sólo halla su concierto
elaborando el desvelo
que presagia el cuerpo yerto.
Diosa perdida en el cielo,
yo con el cuerpo porfío.
A LA FRIALDAD
III
Sigo una voz, desconcierta;
si una huella, me revela
que la mansión más incierta
no es la que de noche vela.
Banal idea no recela
de la nube, la incierta,
fácil onda no se hiela
porque busque boca yerta.
Paradoja sonreída:
la pasión hecha jauría
quiere ser siempre vencida.
La serpiente es mano alzada.
Corona del desvarío,
Mano en la mano ocultada.
V
Caída la hoja miro,
ya que tu olvido decrece
la calidad del suspiro
que firme en la voz se mece.
La sombra de tu retiro
no a la noche pertenece,
si insisto y la sombra admiro
tu ausencia no viene y acrece.
La sustancia del vacío
sólo halla su concierto
elaborando el desvelo
que presagia el cuerpo yerto.
Diosa perdida en el cielo,
yo con el cuerpo porfío.
--- José Lezama Lima ---
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