Desde que trato de vivir,
me siento como una miserable y mediocre cosedora que no hará jamás cosas bellas, que no sabe sino estropear y herirse, y que abandonando todo: tijeras, jirones, bobinas, se pone a cantar.
Delante del cristal de la ventana, alli en donde llueve por la eternidad.
Marina Tsvietáieva
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